El caso del penitenciario que intentó ingresar medio millón de pesos y cocaína a la cárcel de Almafuerte desencadenó una triple investigación: interna, administrativa y penal en la Justicia federal. La gravedad del hecho se incrementó cuando se confirmó que la cantidad de droga incautada no era de 100 gramos como trascendió inicialmente, sino casi 300.
Durante la siesta de este miércoles, horas después del hallazgo del estupefaciente que transportaba entre los genitales en el sector de ingreso, las autoridades obtuvieron una orden para realizar medidas en su vehículo y en la vivienda que comparte con su pareja, también guardiacárcel.
De acuerdo con fuentes policiales, penitenciarias y judiciales, Renzo Sebastián Rojas (38), el suboficial auxiliar de Seguridad Interna (módulos) con 15 años de antigüedad detenido, transportaba también casi 800 gramos de marihuana en el auto.
Por este motivo, le secuestraron el teléfono celular para ser peritado con el objetivo de encontrar posibles relaciones con la población carcelaria y otros nexos fuera del penal.
El descubrimiento se produjo este miércoles después de las 11, cuando Rojas intentaba ingresar 299 gramos de cocaína y 500 mil pesos en efectivo al Complejo Penitenciario III de Luján de Cuyo. La droga fue hallada durante una revisión rutinaria en el sector de ingreso del penal.
El hecho fue considerado de gravedad ya que Rojas había sido recientemente designado como uno de los coordinadores del Módulo 4, un área que ya estaba bajo la lupa tras el reciente hallazgo de más de 3,5 kilogramos de marihuana y dosis de cocaína en un gallinero del Ala 1.
La detección ocurrió cuando el personal de seguridad notó un comportamiento sospechoso en Rojas, quien llegó tarde a su turno y se mostró reticente a la revisión protocolar. Tras una inspección exhaustiva, se encontró la droga oculta en una bolsa entre sus testículos, lo que llevó a su inmediata detención y alojamiento en la conserjería. El dinero se encontraba en un bolso tipo neceser.
El caso generó especial malestar entre el personal del SP, dado que había sido recientemente designado para controlar uno de los módulos más problemáticos de Cacheuta. La Inspección General de Seguridad (IGS) inició un sumario para determinar las responsabilidades administrativas.
Luego del hallazgo inicial de la cocaína, la Justicia ordenó allanamientos en su casa y una requisa en su auto: en el interior encontraron más droga. Según fuentes penitenciarias, transportaba 788 gramos de marihuana, lo que agravó su situación procesal.
Este hecho se suma a un operativo realizado el 4 de diciembre en el mismo complejo, que expuso una sofisticada red de tráfico de drogas. El foco de atención se centró en el módulo 4.1, conocido como el “pabellón VIP”, donde un interno identificado como Pedro Esteban Morales Anisco, apodado Peter, presuntamente lideraba la organización con connivencia penitenciaria.
Durante ese operativo, las autoridades descubrieron 3,649 kilogramos de marihuana enterrados en el corral de gallinas y cerca de 1,8 gramos de cocaína en un desagüe. La investigación reveló un elaborado sistema de introducción de drogas que involucraba tanto a visitas como a penitenciarios de diversos rangos.
Como consecuencia de estos hallazgos, las autoridades implementaron medidas que incluyeron nuevas requisas y la eliminación de beneficios especiales en el módulo. Se decomisaron diversos elementos autorizados como un televisor de 65 pulgadas, consolas PlayStation, una máquina de copos de algodón e instrumentos musicales en el pabellón del llamado “pluma”, Peter.
La investigación puso al descubierto una red criminal con presuntas conexiones tanto dentro como fuera del penal, incluyendo vínculos con una banda narco del distrito Los Corralitos en Guaymallén.
Como resultado, cuatro internos que compartían celda quedaron bajo investigación por sus conexiones con Morales Anisco, y un quinto interno fue trasladado a otro módulo.
Fuente: www.elsol.com.ar