El viernes por la mañana, efectivos de la Unidad Investigativa de Luján (UID) desarrollaron un allanamiento en el barrio Nueva Vida de la localidad de Agrelo, en Luján de Cuyo. Iban en búsqueda de dos teléfonos robados y un arma de fuego por una causa de abuso de armas. Tenían identificado a uno de los moradores y consiguieron la autorización judicial para detenerlo.
Ingresaron a la propiedad minutos antes de las 7.30, en la manzana D, y le revisaron todos los recovecos. Querían esas pruebas para avanzar en la citada causa, pero encontraron que lo iban a buscar.
Sin embargo, terminaron dando con algo mucho más grande, que generó una instrucción federal en pocos minutos: más de 12 kilos de cocaína (en ladrillos, con sellos bajorrelieve, lo que demuestra que podrían ser de carteles bolivianos o peruanos), plantas y picadura de marihuana, semillas, globos, nudos y otros elementos que demostraron que el domicilio era un lugar de acopio de sustancias estupefacientes para distribución en el Gran Mendoza, entre otros destinos.
En la vivienda había una mujer. La identificaron rápidamente: se trató de Florencia Daniela Castillo Benicio, de 32 años. Dijo ser ama de casa y que vivía en esa propiedad desde hacía poco más de un año. Este lunes por la mañana, el juez federal Marcelo Garnica le dictó la prisión preventiva en una audiencia realizada en los Tribunales de calles España y Pedro Molina, luego de un pedido de la fiscal federal del Área de Investigación y Litigio de Casos Sencillos, Patricia Santoni, quien tomó intervención en el expediente el sábado.
La representante del Ministerio Público imputó a la sospechosa por tenencia de drogas con fines de comercialización, tipificado en el artículo 5 inciso C de la Ley 23.737: “Comercie con plantas o sus semillas, utilicen para producir estupefacientes, o los tenga con fines de comercialización, o las distribuya, los dé en pago, o las almacene o transporte”.
Una vez conocida la resolución del magistrado, Castillo Benicio, representada por un abogado particular, pasó a la cárcel federal por resolución de la fiscal, entendiendo que el caso estaba en sus primeros pasos y podría haber riesgo de fuego o entorpecimiento de la instrucción si otorgaba algún tipo de beneficio como la detención domiciliaria. Al momento de la indagatoria, la mujer prefirió no declarar.
Este fue el segundo paso de la instrucción (luego del hallazgo de las sustancias y los elementos de corte y fraccionamiento, que no surgió de una investigación previa) para dar inicio en las próximas horas a la búsqueda e incorporación de más pruebas para intentar identificar a los dueños de la sustancia, valuada en más de 150.000 dólares.
Para los investigadores consultados por El Sol, Castillo Benicio no era ajena a la sustancia encontrada. Si bien no la ubican como una de las referentes, entienden que era parte de una organización criminal mayor y que no podía desconocer que pasaba sus días en un domicilio de acopio de la droga. Por eso fue secuestrado su teléfono celular, con el objetivo de empezar una serie de peritajes para conocer con quién mantenía contactos.
De todas formas, los detectives, quienes pidieron reserva para profundizar sobre identificaciones, avanzaron en las últimas horas con posibles sospechosos de estar relacionados con los ladrillos de cocaína, la marihuana y el resto de los elementos y la distribución en el Gran Mendoza.
El personal de Investigaciones que trabajó durante la medida destacó que la propiedad contaba con un sistema de monitoreo a través de cámaras de seguridad. Esto, explicaron, podría ser una señal que la vivienda estaba destinada al acopio de los estupefacientes y que la mujer era la encargada de alertar y participar de los trabajos de fraccionamiento de los mismos.
En total, en el domicilio había 37 plantas de cannabis que pesaron casi 11 kilos, 12,328 kilogramos de cocaína (entre ladrillos con sellos de Delfín, forma de cruz y estrella), 2,776 kilogramos de marihuana compactada y picada, 355 gramos de flores de cannabis, 7 gramos de semillas, 53 paquetes de globos de agua (como las bombitas utilizadas para la chaya en Carnaval) de 100 unidades cada uno, dos envoltorios de papel glacé, una bolsa con recortes de nylon, una balanza, un DVR con fuente de alimentación y un teléfono celular.
Fuente: www.elsol.com.ar