La detención del “Monstruo de Las Heras”: dónde se escondía y las imputaciones por cuatro hechos

Víctor Aníbal Rodríguez será acusado por abusar de tres sobrinas menores y una chica de 20 años que regresaba a su casa después de cursar en la UNCuyo. Policías de la jurisdicción lo tenían cercado y habían marcado donde pernoctaba.

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Víctor Aníbal Rodríguez, el hombre bautizado como el “Monstruo de Las Heras”, enfrentará una dura imputación por parte del Ministerio Público Fiscal luego de ser capturado este martes por la mañana tras casi cinco meses de fuga y luego de que se potenciara su búsqueda ante una nueva denuncia por abuso sexual en su contra.

El fiscal Gonzalo Marzal, de la Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual, avanzará en las próximas horas con una acusación que unificará tres expedientes que lo tienen como principal apuntando, con un total de cuatro víctimas, todas mujeres, y una de ellas, una joven estudiante universitaria de 20 años, tal como reveló El Sol.

Según confirmaron fuentes judiciales, Marzal acumulará las causas e imputará a Rodríguez prima facie por los delitos de abuso sexual simple y gravemente ultrajante en perjuicio de tres sobrinas menores de edad, y por abuso sexual con acceso carnal agravado por el uso de armas, en el caso más reciente, ocurrido el lunes de la semana pasada en una vivienda precaria de calle San Ramón, en el distrito de El Borbollón.

Ese último episodio fue el que provocó una fuerte reacción social y posterior detención este martes por la mañana en Las Heras, después de que una hermana tomara conocimiento por vecinos que el hombre estaba durmiendo cerca de su domicilio.

La primera denuncia, que ahora concentra el fiscal Marzal, se inició en noviembre del año pasado, cuando la cuñada de Rodríguez hizo una presentación a través de la Oficina Fiscal Virtual. La mujer aseguró que sus dos hijas menores de 10 años habían sido abusadas por el sospechoso en una casa del callejón Rivas, en el barrio Luz y Fuerza de El Algarrobal, donde residía el acusado hasta ese momento.

Posteriormente, la mujer fue citada por el fiscal Darío Nora y amplió su denuncia con detalles de los ataques sufridos por las niñas.

A ese caso se sumó poco después el relato de una tercera víctima, también sobrina del acusado, quien reveló ante una trabajadora social que había sido víctima de tocamientos por parte de Rodríguez entre los 12 y 13 años. La joven, actualmente de 17, fue entrevistada por personal del Ministerio Público y su testimonio derivó en la apertura de un nuevo expediente que fue anexado a los dos anteriores.

A pesar de que la Justicia ordenó su detención a mediados de noviembre, Rodríguez logró eludir a los investigadores. Se fugó apenas tomó conocimiento de las primeras acusaciones en su contra y desapareció de los lugares que solía frecuentar.

Durante meses, la Unidad Investigativa Departamental y la División de Delitos contra la Integridad Sexual realizaron operativos en zonas rurales y urbanas de un par de departamentos del Gran Mendoza, sin éxito.

En paralelo, contrató a un abogado defensor que a fines del año pasado intentó tramitar un mantenimiento de libertad. El pedido fue rechazado por el fiscal Nora, quien entendió que el riesgo de fuga ya era evidente.

La situación cambió drásticamente con el ataque que sufrió una joven universitaria el lunes 7 de este mes. La víctima, de 20 años, relató que fue interceptada por Rodríguez cuando regresaba a su casa tras cursar en la UNCuyo. El agresor fingió necesitar ayuda y, al acercarse, la tomó del cuello y la arrastró hasta una vivienda precaria que alquilaba desde hacía algunos meses en El Borbollón. Allí, durante varias horas, la mantuvo cautiva, la amenazó con un cuchillo y la sometió a abusos sexuales con acceso carnal.

El relato de la víctima tuvo detalles escalofriantes: contó que Rodríguez le colocó pegamento con botones en los ojos y que, en un momento de vulnerabilidad emocional, ella logró manipularlo psicológicamente al recordarle la reciente muerte de su padre.

Con esa estrategia, lo convenció de dejarla libre, argumentando que su familia la buscaba desesperadamente. El acusado accedió y la abandonó en un descampado, cerca de una cancha de fútbol. La joven huyó y logró regresar a su domicilio pasadas las 20 del citado día, donde narró entre lágrimas el calvario vivido.

El caso provocó conmoción en la zona donde se produjo el hecho. La joven universitaria fue asistida por un equipo interdisciplinario y recibió atención médica y psicológica. El fiscal Marzal ordenó la aplicación del protocolo para víctimas de abuso sexual y se inició un amplio operativo para dar con el sospechoso.

Finalmente, Rodríguez fue detenido este martes en el mismo callejón Rivas donde había residido hasta que comenzaron las denuncias. Se encontraba oculto en cercanías del domicilio de su madre. Testigos llamaron al 911 y policías de Investigaciones lo capturaron. Al momento del arresto no ofreció resistencia.

Ante la consulta de este diario, fuentes judiciales revelaron que los expedientes ya iniciados no están divididos: Marzal, quien subrogaba a su par María de las Mercedes Moya, asumió la investigación completa y analizaba la imputación formal de Rodríguez por los cuatro casos.

Lo tenían cercado desde hacía días

Fuentes policiales y judiciales informaron que Rodríguez estuvo durmiendo en la calle y moviéndose principalmente por La Pega, en Lavalle, y también cerca de la zona donde finalmente lo atraparon.

El sujeto habría aprovechado su conocimiento del territorio para ocultarse, manteniéndose siempre cerca del domicilio de su madre, donde residió hasta que comenzaron las denuncias en su contra; y también hacia el norte de El Algarrobal y El Borbollón, por ruta 40, en viviendas en construcción o semi abandonadas.

Efectivos de la Comisaría 56ª habían realizado diversos trabajos en el sector y hasta habían ubicado uno de los sectores (una vivienda en construcción) donde aparentemente se escondía.

Los investigadores contaron que Rodríguez sobrevivió después de las primeras denuncias realizando trabajos informales, principalmente como “trapito” en la zona de calle Mitre de Las Heras y haciendo “changas” en Guaymallén, siempre moviéndose con cautela y evitando lugares públicos donde pudiera ser reconocido.

El análisis de sus antecedentes reveló un historial criminal que se extiende por décadas. Las fuentes confirmaron que fue investigado por delitos contra la propiedad y hurtos, además de una causa por abuso deshonesto que data de 1995.

Fuente: www.elsol.com.ar

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