Detrás de la fachada de una coqueta vivienda de dos plantas en un barrio privado, Daniela Soledad González intentó reconstruir su vida después de una condena por narcotráfico en los Tribunales Federales. Sin embargo, este fin de semana volvió a ser detenida acusada de ser la principal proveedora de una banda dedicada a la venta de estupefacientes que operaba en Las Heras.
González, de 38 años, ya había sido capturada en 2021 durante allanamientos masivos en el barrio San Martín, donde su historia con el narcomenudeo había comenzado junto con otros personajes de poder.
La detención de González, nacida el 1 de febrero de 1986, no sorprendió a los investigadores de la Policía Federal, que desde marzo la tenían en la mira. A pesar de cumplir una condena a 5 años de prisión por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, gozaba del beneficio de prisión domiciliaria.
Según determinaron las pesquisas, desde su casa administraba una nueva estructura de distribución de drogas, con puntos de acopio y venta, horarios fijos y alto movimiento de clientes.
La vida de González cambió el 14 de mayo del 2021, cuando efectivos de la Policía contra el Narcotráfico (PCN) irrumpieron en su domicilio del barrio San Martín y encontraron un búnker en el que se fraccionaba cocaína.
Aquella vez fue apresada junto a un sobrino menor de edad (actualmente tiene 20 años) y se le secuestraron más de 400 dosis de droga, un ladrillo de cocaína, marihuana, armas de fuego y municiones preparadas para atravesar chalecos antibalas.
Las autoridades ya la vinculaban sentimentalmente entonces con Néstor Fabián González Tello, líder de la banda de asaltantes conocida como Los Elegantes, quien cumple una condena de siete años y medio en la colonia penal de Gustavo André, en Lavalle.
En un proceso celebrado en 2023, González fue condenada en un juicio abreviado. La sentencia también recayó sobre el hijo de su hermano, a quien le declararon la responsabilidad penal por comercializar estupefacientes.
En el caso de Soledad, el fallo determinó que almacenaba grandes cantidades de droga en sus domicilios, algo similar a lo detectado este fin de semana. La Justicia federal le concedió el beneficio de la prisión domiciliaria, pero eso no impidió que volviera a quedar bajo investigación.
Una denuncia anónima presentada el 6 de marzo de este año dio pie a una nueva causa. Agentes de la División Unidad Operativa Federal Mendoza iniciaron una serie de tareas de inteligencia: seguimientos, fotos, filmaciones y vigilancia encubierta.
Fue así como descubrieron que la mujer operaba desde una propiedad ubicada en un barrio cerrado Corredor Oeste y coordinaba junto con familiares dos espacios clave: un domicilio “tomado” en calle Cacique Guaymallén, que funcionaba como punto de venta, y otro en calle España, usado para acopiar marihuana.
En los allanamientos realizados durante el fin de semana, los policías federales secuestraron droga, dinero, vehículos, celulares y documentación vinculada a la red narco.
En total, cuatro personas fueron detenidas: tres mujeres y un hombre, todos sospechados de integrar la organización. Entre los capturados se encuentra la madre de González, María Lourdes Magallanes (quedó con detención domiciliaria), un hermano, Víctor Hugo “Gringo” González (padre del menor detenido en el 2021) y su pareja, Florencia Valentina Ochoa.
La detención de Daniela González no solo abrió un nuevo capítulo en su historial judicial, sino que reactivó las sospechas sobre sus nexos con su pareja, el mencionado González Tello, quien transita el tramo final de su condena. “Hay una conexión o vínculo que no se cortó nunca”, aseguraron fuentes judiciales a El Sol.
Este hombre, quien fue señalado como “pluma” o referente de pabellón, fue detenido en marzo del 2018 y lo acusaron de cometer asaltos en diferencia en empresas. La organización fue bautizada “Los Elegantes” porque sus blancos eran firmas de insumos bodegueros y constructores. Hermanos y medios hermanos han caído en las redes policiales también por delitos contra la propiedad.
Así, la historia de Daniela Soledad González –una mujer que pasó de fraccionar cocaína en una casa humilde del oeste de Ciudad a liderar una red desde una vivienda de barrio cerrado– volvió a quedar bajo la lupa de los pesquisas. Y esta vez, las pruebas apuntan a que nunca dejó el negocio que la llevó a la cárcel inicialmente, cuando un hombre que prefirió no brindar su identidad por temor a represalias denunció el 30 de abril del 2021 que en las manzanas 30, 28 y 9 había actividades de acopio, distribución y comercialización de drogas.
Fuente: www.elsol.com.ar