Desde hace casi una década que la banda conocida como Los Canavis comenzó a tomar relevancia en la zona de El Plumerillo, Las Heras. Con base en el barrio Santa Teresita, considerado uno de los más peligrosos de ese sector, la gavilla familiar liderada por los hermanos Villalba Quiroga ha sido sindicado a lo largo de los años por venta de drogas, amenazas, tiroteos, robos y hasta homicidios.
En junio del año pasado, quedaron nuevamente bajo la lupa de los detectives por el asesinato del futbolista Lucas Amarilla y varios de ellos quedaron tras las rejas. Entre los sospechosos se destacaba Franco Jesus Villalba Quiroga, alias el Macaco, sindicado como uno de los pilares de la organización delictiva. También sorprendió la caída de un medio hermano que, quizás, estaba fuera del radar policial y era poco conocido: Roberto Armando González Quiroga (44).
El mayor de los ocho hermanos de la familia Villalba Quiroga duró poco tiempo complicado en el expediente liderado por el fiscal de Homicidios Carlos Torres, ya que en enero de este año recuperó la libertad. Pero su regreso a las calles también fue fugaz, debido a que fue denunciado por su propia hija meses después.
De acuerdo con fuentes judiciales, la mayor de sus cinco hijas (también tiene dos varones), de 21 años, se encontraba el 6 de abril en el Cementerio de la Ciudad de Mendoza cuando recibió un llamado a su celular.
Cuando atendió, escuchó la voz de su padre, quien sonaba alterado y le dijo que “estaba buscando a su mamá y que si no le decía dónde estaba la iba a matar y le iba a prender fuego la casa”, consta en la presentación judicial que hizo la chica.
La denuncia agrega que el Flaco Robert, como lo llaman, también le expresó que “iba a matar a su mamá porque lo había gorreado y que si se metía la iba a matar”, provocando un fuerte temor en su hija, quien no dudó en acudir a la Justicia.
Al cabo de algunos meses, el Flaco Robert fue atrapado, imputado por el delito de coacciones activas y regresó a la cárcel. Recientemente, enfrentó una audiencia judicial en la que la jueza Dolores Ramón, del Juzgado Penal Colegiado Nº 1, le dictó la prisión preventiva solicitada por Ticheli y rechazó el pedido de la defensa para que cumpla con la medida de coerción en la modalidad domiciliaria.
Además, los representantes legales de González Quiroga, Lucas Soler y Flavia Oviedo, solicitaron la apertura del celular de la denunciante, con el objetivo de demostrar que el conflicto con su cliente fue una situación de menor gravedad y que, posteriormente, hubo un pedido de disculpas y reconciliación entre las partes, tal como lo declaró el propio imputado en el expediente.
Una de cal y otra de arena
El 27 de octubre el González Quiroga fue sobreseído por la jueza Patricia Sánchez, del Juzgado Penal Colegiado Nº 1, junto a su medio hermano, el Macaco, en la causa que investiga el asesinato de Lucas Amarilla.
Por ese hecho de sangre, en el que fue ultimado el joven futbolista que quedó en medio de un tiroteo entre bandas antagonistas de la zona mientras iba a comprar junto a un primo a un negocio del barrio Santa Teresita, continúan acusados Jesús Sebastián Villalba Elizondo –también está imputado por el crimen de David Gastón Piroli–, su hermano de 17 años (ambos sobrinos del Flaco Robert y el Macaco) y Nehemías Miguel Eskers.
Más allá de haber zafado en ese expediente, continúa imputado por una tenencia ilegal de arma de fuego, ya que le hallaron una escopeta y municiones cuando policías de Investigaciones lo capturaron en su casa del barrio Puerta del Sol, en El Carrizal, Luján de Cuyo, en agosto del año pasado.
El fiscal Carlos Torres está pronto a elevar a juicio oral y público esa causa y González Quiroga podría sumar una condena en un futuro cercano, mientras avanza la denuncia por las presuntas coacciones contra su hija.
Fuente: www.elsol.com.ar