Alfredo Cornejo entiende que, con los siete ministerios y los dos entes que han surgido a su pedido, restructurados, renombrados y reformulados tras la modificación a la Ley de Ministerios que avaló la Legislatura, podrá hacer frente a lo que viene. ¿Y qué es lo que viene, según su óptica? “Un año duro”, ha imaginado y lo ha dicho. Y para ello, afirmó en las últimas horas: “Quiero tener un gabinete que esté adecuado a una estructura ministerial y de entes autárquicos que estén a la altura de los desafíos de esta incertidumbre y de esta turbulencia que generará un cambio del modelo económico”.
El gobernador que asume el sábado, también imagina, como todos, que habrá fuertes desafíos, en medio de una duda generalizada frente al cambio de modelo económico que da por hecho. Y todo está indicando, por algunas señales que el mismo Cornejo ha dado, que en su segundo período, y para soportar posibles tempestades hasta que todo se normalice –si es que Javier Milei acierta en las medidas, en el modelo y en los momentos justos de los cambios–, el foco lo pondrá otra vez en la organización del Estado como en el 2015. Ahora, posiblemente, profundizará aquella idea del control y de la agilidad para evitar sumar, desde lo público, un motivo más de las frustraciones que se avecinan para la sociedad por el cimbronazo que sacudirá a la maltrecha macroeconomía nacional con más penurias, más aumentos de precios, por la liberación de los mismos, y más achique del sector privado, producto del estancamiento que el propio Milei ha vaticinado para los comienzos de su era. Será una tarea del nuevo presidente explicar en detalle las consecuencias del plan para el primer año de gobierno que tiene en la cabeza, y convencer, o persuadir al menos, de que, efectivamente, por ese camino se conseguirá la ansiada estabilización económica sin los efectos que están bien guardados en la memoria colectiva de lo que produjera la convertibilidad de los años 90; años en los que, por otra parte, parece haberse referenciado el libertario para activar su programa de salvación, versión La Libertad Avanza.
El gabinete anunciado este miércoles por Cornejo también va en sintonía con esa “visión moderna e inclusiva” que, según entiende, reclama el nuevo tiempo. “El mundo es innovador y hay que adaptarse a ello”, ha dicho. El ordenamiento territorial, la sustentabilidad y los servicios eficientes serán clave para que su idea de lo nuevo y todo con lo que machacó en la campaña electoral tenga éxito. En principio también estará habilitado, por la nueva Ley de Ministerios, a echar mano no sólo en la estructura del Estado, en el esqueleto del gobierno, sino también en la dimensión que ha tomado el propio Estado con relación al recurso humano: ¿habrá un programa de retiro voluntario? ¿con qué incentivos? ¿también de jubilaciones? ¿cómo? La ley aprobada, que para los gremios del Estado y sectores de la oposición supone una cesión de “superpoderes” para el nuevo gobernador, además le permitiría llevar adelante la reorganización, la fusión, la escisión y/o supresión de órganos y cargos de las dependencias, las modificaciones de la planta de personal y las reformas necesarias de sus organizaciones administrativas para hacer más eficiente –afirma el escrito aprobado– las funciones del Estado.
Cornejo ha visto, según lo que viene explicando, que la gestión del territorio reclama también cambios y una nueva velocidad a las transformaciones, lo que no quiere decir rapidez en sí, sino quizás una revisión de algunas acciones que tomaron un mayor compromiso por parte de los municipios. Se necesita planificar, sostiene, sobre la base de que se tiene 21,6 por ciento más de habitantes que en el 2010 y, por ello, avanzaría con un compromiso fuerte del Estado en la nueva infraestructura, la que fusiona al ámbito del Ministerio de Gobierno, junto con los servicios y un sistema de transporte público en consonancia con la transición energética. El cómo y cuándo de todo ese plan desafiante es lo que no se conoce y que Cornejo tendrá que ir develando y explicando.
Junto a todo esto, dos objetivos clave emergen junto al resto: uno va por el lado de la educación, justo en un momento en que los resultados de las pruebas PISA ubican a Mendoza con la medianía y chatura en la que se ha movido el país, cuando históricamente manifestó un nivel sensiblemente superior. Hoy ya no. El 70 por ciento de los chicos de 15 años evaluados no está en condiciones de comprender un cálculo matemático, y el 50 por ciento tiene problemas en Lengua, tanto para interpretar textos como para elaborarlos. El deterioro generalizado ha sido tan grande que la nivelación ha sido descendente, casi en todo. Cornejo ha confesado querer abordar la cuestión educativa integralmente, desde la primera infancia hacia la inclusión social. De ahí el nuevo ministerio, una superestructura en cuanto a capacidades, que incluye al área de Desarrollo Social.
Como con Milei, de Cornejo se espera para este fin de semana una descripción un poco más precisa de hacia dónde va y a dónde quiere llevar la provincia, más allá de las generalidades. El lunes comienza a correr el reloj marcando el tiempo de descuento. Las circunstancias fortuitas y las que no, el empeño, la voluntad, los compromisos, la sensatez, el sentido común, el estudio y el profesionalismo van a determinar, para ambos casos, tanto en la Nación como en la provincia, si ese reloj que se activa marchará hacia delante ofreciendo créditos o restándolos.
FUENTE: elsol.com.ar