El comedor Horneritos abrió sus puertas durante la pandemia en El Algarrobal, en Las Heras, cuando Gabriela Carmona sintió que no podía quedarse con los brazos cruzados y que debía ayudar a los vecinos. Comenzó asistiendo a 30 personas y hoy son más de 1.500, entre ellos 700 niños. Sin embargo, la crisis económica obligó a que tomarán la decisión de cerrar sus puertas, porque no saben cuándo podrán cocinar de nuevo ya que se quedaron sin alimentos.
Abuelos, mujeres embarazadas y niños se acercaron este jueves por un plato de comida, quizá el único en el día y el último para ellos en este espacio solidario. Pero ahora Horneritos no puede continuar: la difícil situación hace que la demanda crezca cada día y que las personas colaboren cada vez con menos.
“El que antes podía ayudar con 5 paquetes de fideos hoy solo puede hacerlo con 2”, contó Gabriela, quien supo acompañar durante estos cuatro años a quienes más lo necesitaban.
El comedor recibía no sólo gente de El Algarrobal sino de varios barrios cercanos. “Nosotros sabíamos que la situación se iba a complicar, pero jamás nos imaginamos que tanto“, detalló angustiada y rodeado de chicos de todas las edades, incluso adolescentes.
“Las intenciones de ayudar siempre están por parte de la gente, pero no damos a basto al ser un comedor autosustentable”, se lamentó Gabriela.
El comedor funcionaba martes y jueves y cada día se preparaban más de 700 kilos de comida. Para hacer un guiso el comedor utilizaba entre 4 y 5 bolsas de papa, sin contar otras verduras y cada bolsa cuesta $6.000. “Esta comida la hacíamos dos veces a la semana, últimamente la estábamos haciendo una vez a la semana porque desde hace un tiempo nos está costando muchísimo seguir”, sostuvo.
“El martes hicimos la comida que fue una de las últimas que entregamos. Entregamos un guiso de fideos y este jueves a la gente le dimos yogurt, que fuimos a retirar del Banco de Alimentos”, relató.
Este jueves, entregaron yogures a los niños y leche a los abuelos. “Mandé un mensaje al grupo del comedor diciéndoles que no sabíamos cuándo se podrá volver a cocinar, porque la situación es insostenible”, aseguró la mujer, quien no pierdes las esperanzas en volver a abrir si reciben la ayuda suficiente para sostener el comedor.
Los desafíos durante estos años para el comedor han sido infinitos, desde cocinar más de 4.000 pasteles, 4.000 canelones y hasta una torta de 750 kilos para los chicos. Gabriela subrayó que todo esto fue posible gracias a la gente que los apoyó y les dio una mano para lograrlo.
Horneritos funcionaba de manera autosustentable, no recibían ayuda del Estado, ni cobraban un sueldo. Todos los que trabajaban para el comedor lo hacían de manera voluntaria.
Para poder ayudar a que el comedor vuelva a funcionar pueden comunicarse con Gabriela al 2613 136783, a través de su cuenta de instagram @comedorymerendero_hornerito. También pueden enviar dinero al alias Comedor.Horneritos para que puedan comprar alimentos y que las cocinas puedan ponerse en marcha otra vez.
Fuente: www.diariouno.com.ar