La “Patricia mendocina”, el posibilista Cornejo y ese Milei que no pide ayuda

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En Mendoza Cornejo y la vice Hebe Casado vienen sosteniendo una relación política que muchos creían imposible, pero a nivel nacional se impone una impronta chúcara de la actividad, que inquieta

Muy pocos apostaban a que la vicegobernadora Hebe Casado, referente en Mendoza del PRO antidemarchista, fuera a tener una relación política “normal” con el gobernador radical Alfredo CornejoAmbos son huesos duros de roer, gente de carácter fuerte, pero ahí están, sin sacarse los ojos.

Ya han pasado dos meses de gestión y la dupla aludida convive y se lanza algunos elogios. Ella, a la que podríamos llamar “la Patricia mendocina” por su adhesión al sector bullrichista del PRO, afirmó que admira el pragmatismo de Cornejo y sus conocimientos sobre los jodidos, pero atrayentes vericuetos de la política.

Ambos están aprendiendo no sólo a convivir en la Provincia sino que están obligados a hacerlo con el presidente Javier Milei. Cornejo y Casado siempre machacan que quieren ayudar al libertario a darle gobernabilidad a esa gestión tan explosiva que ha instalado en la Casa Rosada y que nos tiene a todos con el corazón en la boca. Pero a cada rato se topan con un Milei “que no se deja ayudar”.

La Vice ha sido de las primeras que en la Provincia salió este mes a saludar la idea de ir a una fusión nacional entre el PRO y La Libertad Avanza, algo que ella y Cornejo ven como algo “necesario”, aunque saben que no resultará fácil de llevar a la práctica.

El brete

Cornejo está en un brete importante: el de aportar combustible político para que la UCR no se quede en banda. “La UCR y el PRO han caminado juntos durante 8 años y no hay que perder esa orientación“, ha dicho. Sin embargo, hay temor de que el radicalismo se enrosque en el viejo internismo que fascinaba a esa agrupación y vuelva a ser “un partido chiquito”.

En la sociedad Milei-Macri lo más factible es que se vaya por partes, empezando por un acuerdo legislativo, que es el área donde el libertario necesita más apoyo, para luego armar algo más abarcativo con el Ejecutivo.

Las principales espadas del mandatario nacional, con Karina Milei a la cabeza, ya han advertido que no se trata de repartir cargos en el gabinete nacional ni de que el “León” vaya a socializar con Macri sus principales decisiones. Lo quieren a Macri de su lado, pero más bien como un asesor con perfil de emérito. Lo imaginan aconsejando desde la reposera, no decidiendo.

¿Y los radichas?

La pregunta es qué papel cumplirá el radicalismo en todo esto, en particular la UCR a la que pertenece Cornejo, que insiste en dar un acompañamiento crítico al mileísmo. Sucede que Milei puede aceptar la palabra “acompañamiento” pero no el adjetivo “crítico“.

Esa impronta chúcara de la política es la que curten también otros sectores de la UCR como el de Martín Lousteau, Gerado Morales o Facundo Manes que no aceptan hacerle la gamba al libertario así porque sí.

En la visión de Hebe Casado, “hay radicales como Cornejo que se están poniendo más liberales que antes“. La vicegobernadora de Mendoza sostiene que la política vive hoy una etapa de reseteo donde seguirán primando las coaliciones en lugar del tradicional bipartidismo. Lo dice alguien cuyo lema en las redes sociales es el de “ser liberal desde mucho antes de que estuviera de moda”.

“Planteamos alternativas, no oposición“, aclaran aquellos hijos de Alem que quieren apuntalar al Ejecutivo nacional y desechan por ahora una nueva grieta que termine beneficiando al kirchnerismo, pero aún falta un liderazgo más concreto en los radicales.

Los seguidores del neurólogo Manes tienen una teoría singular. Dicen que un líder nacional de la UCR es aquel que logra fuerte resonancia en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia del mismo nombre. En cambio si optan por el provincianismo, van a ser siempre segundones.

¿Qué liberalismo?

Todo indica que el ideario liberal seguirá estando en el núcleo del debate político nacional. Hay que ver si será con las tendencias de extrema derecha que plantea Milei, o si se irá decantando hacia una centroderecha más acorde a las democracias republicanas.

Cornejo rescata los ocho años en que la UCR y el PRO trabajaron juntos y advierte a los suyos que “no se debe perder esa orientación”. Ni Milei ni el PRO ni los radicales pueden solos. Dentro de los 10 gobernadores no kirchneristas, cinco son radicales y cinco afines al PRO. El mendocino define a eso como “un espacio colaborativo que Milei tiene que aprender a aprovechar”.

Milei, que es un rompemoldes, y que llama prejuicio que los gobernadores puedan abroquelarse y ser un contrapoder que lo ponga en jaque, entiende que eso es un accionar corporativo y de casta.

Si todo esto fuera una serie de Netflix sobre política, ambiciones y poder, estaríamos de parabienes, y no dejaríamos el sillón ni para orinar. Pero, jodidamente, este no es el caso.

FUENTE: Diariouno.com.ar

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