Hace 4 años colapsó un puente en la Ruta 40. Advirtieron del riesgo por las actividades extractivas mal controladas y, un años después, colapsó otro. Las obras están abandonadas.
La Ruta 40 atraviesa el país de norte a sur y es un emblema turístico y logístico. Para Mendoza es también un símbolo de desidia, abandono y malas gestiones. Hay tres tramos que representan ese concepto: la conexión con el San Juan en el norte, donde está abandonada la obra para hacer una autopista; la conexión con Neuquén en el Sur, que es casi intransitable, y en el corazón de la ruta, dos puentes caídos que están de festejo: en febrero se cumplieron 3 y 4 años desde que quedaron inutilizados y hoy no hay nadie que responda por el abandono.
La historia de esos dos puentes tiene más tramas cruzadas, pues el derrumbe no fue ocasionado por una crecida natural solamente, sino por la falta de control de actividades extractivas que se realizan “aguas arriba” y que cambiaron las condiciones naturales de esos arroyos. Así figura en los informes que dan cuenta de la fragilidad del Estado para controlar, incluso, la minería de tercera categoría.
Las obras dependen de Vialidad Nacional, que en 4 años no pudo terminar las obras. Ahora, a situación es de abandono total, pues ni siquiera hay un responsable de esa repartición en la región. Guillermo Amstutz dejó el cargo y Javier Milei no lo reemplazó. Peor aún, el Presidente suspendió todas las obras públicas y las desfinanció. La empresa Vialmani tenía a cargo los trabajos. El gobernador Alfredo Cornejo dijo que buscará que el gobierno nacional retome los trabajos; que las obras de los puentes queden exceptuados de la motosierra. Esa idea es compleja porque no hay ningún documento o compromiso por el cual la Provincia pueda tener injerencia al ser una obra nacional. Cornejo sinceró la situación y aunque hay un adjudicatario, las da por caídas. Milei le dio el certificado de defunción, pero los trabajos ya estaban frenados desde antes. “La obra pública estaba parada hace ya bastante tiempo, antes del inicio de este nuevo período”, había dicho el Gobernador.
Descontrol
En febrero del 2020 la escorrentía del arrollo Chañares desestabilizó uno de los puentes y quedó inutilizado. Las tormentas extraordinarias que hubo parecían la causa principal, pero había otras: las tareas extractivas mal realizadas.
La Dirección de Hidráulica, con apoyo de otras instituciones, realizó un análisis de la cuenca e inspeccionó las canteras de la zona. El resultado de la auditoría fue categórico: falta de control, desvío de los cursos naturales y excesos. “Como consecuencia inmediata de la actividad antirreglamentaria…se ha desviado el rumbo de los cauces, se ha dejado un gran volumen de material dentro de los arroyos, se ha cambiado la pendiente de equilibrio de los mismos, afectando seriamente la infraestructura que cruza mencionados arroyos…Esta situación genera en la actualidad un riesgo manifiesto de daño potencial sobre de la infraestructura de los puentes de la Ruta nacional N°40 y de otras obras de infraestructura que cruzan los arroyos en las cercanías de los puentes, con la amenaza que esto conlleva, en las vidas y bienes”, advertía la Dirección de Hidráulica. Renglón seguido, le pedía a la Dirección de Minería que tome medidas urgentes. El informe es de octubre del 2020. En febrero del año siguiente, es decir 4 meses después, el pronóstico de Hidráulica se cumplió: se derrumbó el puente sobre el Arroyo los Pozos por las mismas causas sobre las que había advertido.
En la documentación se había mencionado la actividad irregular de las canteras Roselvira de Alberto Sargo SRL; Cantera Sandra de Alberto Sargo SRL; Cantera Pérez Polo ; Cantera Anchoris 50 y Cantera Palumbo. “La explotación de minerales ejecutada por las canteras ubicadas aguas arriba y aguas debajo de los puentes que cruzan el Arroyo Los Pozos, los Arroyos Chañares Herrados Norte y Sur, y del Arroyo Tierras Blancas no se están ejecutando según el marco normativo vigente que rige la actividad, sin permiso de la Dirección de Hidráulica y generando problemas de estabilidad o impacto estructural”, advertía la Dirección de Hidráulica.
Esa repartición había pedido la paralización de los trabajos mineros desde febrero del 2020, pero no les hicieron caso. “De los relevamientos en terreno se observó que en todos los puentes que cruzan los arroyos se continúa con la actividad. Esta actividad que se viene realizando hace varios años se ha realizado de manera descontrolada, no acatando las empresas la normativa vigente de la Dirección de Minería, ni la de la Dirección de Hidráulica”, dice el documento oficial. En ese momento el área de minería dependía de la subsecretaría de Energía, a cargo de Emilio Guiñazú, y el director del área era Santiago Fernández.
Desde el Gobierno de la provincia aseguran que las gestiones con las obras públicas nacionales ya venían complicadas desde antes que asuma Milei. Porque Mendoza había quedado relegada, pero también por falta de gestión. “Logramos que algunas obras avanzaran, pero es muy complejo. No hay nada formal del gobierno de la provincia con esas obras nacionales. Los puentes están licitados y adjudicados, pero mal gestionados por el gobierno anterior. Es un papelón”, explicaron.
Toda la doble vía entre Mendoza y Tunuyán tiene una larga historia de idas y vueltas. La lentitud que hubo para hacer esos 70 kilómetros de autopista merecieron varios récords. La obra comenzó en 2001, y fue terminada en 2015. Vivió, incluso, los vaivenes de la política: la inició un radical, la continuaron otros radicales, pero convertidos en kirchneristas y fue Cristina quien le dio el toque final. Había sido dividida en tres partes y las hizo Cartellone.
Pero toda la Ruta 40 es, en Mendoza, un símbolo. La anunciada autopista Mendoza – San Juan parece tener destino de baldío, pues apenas comenzó y quedó abandonada. Ya en la gestión anterior había ocurrido y ahora tiene certificado de defunción. El problema es que quedó todo a medio hacer en el nudo que se genera luego del aeropuerto. El consorcio a cargo de la obra tiene vínculos aceitados con el gobierno provincial porque tiene otras obras Son CEOSA y Chediack. Pero la responsabilidad es toda nacional.
En el otro extremo, en Malargüe, el arreglo de la Ruta 40 parece cosa perdida. Ningún gobierno logró o intentó con énfasis destrabar el conflicto entre la Nación y las empresas que tenían la obra a cargo. Por eso hay un tramo de cerca de 100 kilómetros que es casi intransitable.
FUENTE: MDZonline.