¿Legítima defensa o exceso de legítima defensa? El caso del delivery de comidas que disparó e hirió por la espalda a un asaltante la noche del sábado en la Cuarta Sección de Ciudad potenció la discusión sobre las calificaciones que se analizan en la causa que lidera la fiscal de Homicidios Claudia Alejandra Ríos.
Prima facie, trascendió que la representante del Ministerio Público le impuso al trabajador asaltado por dos motochorros mientras se encontraba a la espera de una salida en calles Videla Correa y España de Ciudad la segunda de las figuras penales, es decir, teniendo como base que la víctima del robo accionó el arma que tenía en su poder, una pistola calibre 380, mientras el señalado malviviente escapaba a toda velocidad con la moto que acaba de sustraer y con el objetivo de recuperarla.
Todo el caso teniendo como base que Gabriel Lucero, el señalado malviviente de 24 años, oriundo del barrio Santa Teresita de Las Heras y con antecedentes por robos, hurtos y amenazas, permanece en coma en sala 4 cama 4 de Terapia Intensiva del Hospital Central.
A pocas horas de iniciada la instrucción, para la fiscalía no cumplieron con algunos de los requisitos básicos que prevé la legítima defensa, que no es punible: “Agresión ilegítima; necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla; y falta de provocación suficiente por parte del que se defiende”.
Debido a esto, se aplica el artículo 35 del Código Penal: “El que hubiere excedido los límites impuestos por la Ley, por la autoridad o por la necesidad, será castigado con la pena fijada para el delito por culpa o imprudencia”, es decir, de un año a cinco de cárcel si es hallado culpable y Lucero pierde la vida.
De lo contrario, se trataría de un caso de tentativa, por lo que la pena es mucho menor y podría llegar hasta los 2 años y medio. En ambos casos, es excarcelable y este mediodía recuperó la libertad.
El asalto que sufrió el delivery en Ciudad
Lo cierto es el delivery de Pedidos Ya se presentó este lunes por la tarde en el edificio del Ministerio Público ubicado en el Polo Judicial y entregó dos armas de fuego: una que sería de su propiedad, una pistola calibre 380 y un revólver calibre 32 que le quitó al asaltante después de balearlo y recuperar la moto que le había sustraído. Quedó alojado en una comisaría en calidad de aprehendido y luego fue notificado de la acusación.
El hombre, de 56 años y oriundo del barrio La Favorita, también puso a disposición la moto que utilizaba para los repartos y las prendas de vestir que tenía la noche del hecho. Tuvo la intención de declarar desde el primer momento.
De todas formas, trascendió que habló con algunos pesquisas y su abogado y su versión coincidió con lo que aportaron algunos testigos y lo que registraron las cámaras de seguridad de la zona del hecho. Una testigo detalló que el delivery, después de sufrir el robo de su moto, gritó, palabras más palabras menos, que no se llevaran la moto porque “era fruto de su trabajo”.
De la causa se desprende que dos asaltantes circulaban en una moto blanca 150cc por calle España hacia el norte cuando frenaron la marcha al ver que un delivery se encontraba a punto de retirar un pedido en la rotisería U Pizza. Uno de los ladrones descendió del rodado y amenazó a la víctima con un arma de fuego.
Logró quitarle la moto y se dio a la fuga con el cómplice, quien lo hacía en el otro rodado. En ese momento, se observa en las cámaras de seguridad, el trabajador sacó un arma de fuego y disparó seis veces para impedir la sustracción de la moto. Tres plomos dieron en la espalda, cuello y pierna izquierda de Gabriel Lucero y el asaltante cayó.
El delivery recuperó su moto y tomó el arma de fuego que portaba el malviviente. Segundos después, abandonó la escena por calle Echeverría a contramano. Testigos llamaron al 911 y una ambulancia arribó hasta la zona. Cargó al herido y lo llevó hasta el Hospital Central.
Fuente: www.elsol.com.ar