En Mendoza aún rige la “canilla libre” para la mayoría de los usuarios. Buscan ampliar la cantidad de mediciones, pero la restricción a las importaciones y las urgencias sanitarias lo complican. Cuánto se consume, multas y derroche. Cuántos tienen tarifa con medidor aplicado.
Mendoza no tiene agua y ante la escasez la variable de ajuste se traslada a la “demanda”, es decir al consumo más responsable, a evitar el derroche y las pérdidas. Pues en la provincia la mayoría de los usuarios aún tienen “canilla libre” porque no se puede implementar un sistema de medición.
Sólo 3 de cada 100 usuarios pagan proporcionalmente por el agua que consumen, es decir tienen tarifa con medidor. Otros 6 de cada 100 tienen una cuota fija más un pago por exceso y la gran mayoría, un 91%, tienen “canilla libre”, es decir pagan una cuota fija sin importar la cantidad de agua que consuman.
La empresa de aguas AYSAM busca revertir el sistema para que haya micromedición de consumo. La intención es que haya al menos 20 mil usuarios que tengan ese tipo de medidores en los próximos dos años. Pero el contexto lo complica: sólo se entregaron 500 medidores con micromedición y esperan que se entreguen los 500 módulos de lectura remota, pero por las restricciones a las importaciones el proceso se demora. En paralelo, también está en proceso la adecuación urbana para instalar los medidores. Es que AYSAM debe romper parte de las veredas para instalar los medidores. Justamente se licitaron esas obras para ejecutarlas.
Hasta fines del año pasado había 37.285 usuarios con servicio medido, de los 425 mil usuarios que tiene la empresa. El año pasado se instalaron 1311 medidores en toda la provincia que pasaron al régimen de cuota fija más un cobro por exceso volumétrico (es decir, pagan por el exceso de consumo).
En datos
El orden de prioridades establecido por la Ley de Aguas indica que el consumo humano es el más importante. Antes el volumen total era irrelevante en cuanto al recurso disponible. Pero con el aumento de la demanda y la caída de la oferta de agua, la ecuación cambió y también preocupa la baja disponibilidad de agua “cruda” (el agua que llega de los ríos), sumado al atraso en la infraestructura para potabilizar y transportar.
El año pasado, por ejemplo, AYSAM recibió 323.009.828 m3. Es decir, 323 hectómetros. Es casi el equivalente a un dique potrerillos completo. El consumo por habitante es muy superior al mínimo necesario para vivir. El agua le cuesta a AYSAM 207 millones de pesos por año. La empresa lo recupera con la tarifa que, ahora sí, aumenta de manera constante.
La mayoría de las multas son por mal uso del agua potable. Más de la mitad son por regar jardines, y un 29% por regar veredas. El resto es por regar calles y lavar autos. El año pasado hubo 4551 multas por derroche.
El deterioro en la calidad del servicio es reconocido por la propia empresa y lo adjudican en gran medida a la falta de inversión que hubo desde 1998, año de la privatización, y al desfinanciamiento del sistema. Por eso, como ya explicó MDZ, hay instalaciones obsoletas. Ese deterioro se nota en la caída en cantidad y calidad del servicio. Las zonas abastecidas tienen poca presión o cortes, hay menos expansión y ahora buscan que zonas no servidas puedan estar alcanzadas por el servicio, como ocurre con el pedemonte. En cuanto a la calidad, el año pasado se extrajeron 6581 muestras de agua potable en redes de distribución. “A las mismas se les realizaron 126.876 determinaciones analíticas, entre las que se encuentran más de 70 análisis físico químicos inorgánicos, orgánicos y bacteriológicos”, explicaron desde AYSAM. La mayoría pasó la prueba, pero hubo 1355 análisis en los que se detectaron “apartamientos a las normas de calidad”.
FUENTE: Mdz Online