Hace poco más de cuatro años, un caso de abusos y maltratos en contexto de violencia de género estalló en el Centro de Detención Judicial Unidad 32, ubicado en el mismo edificio que los Tribunales federales de Mendoza.
Fueron una agente y una subalcaide las que denunciaron a dos superiores por una serie de situaciones que padecieron mientras cumplían servicios en ese edificio federal: detallaron maltratos, hostigamientos y hasta abuso sexual.
Los apuntados fueron Alfredo Gabriel Martínez Zanelli (46), quien por aquel entonces se desempeñaba como director del U-32, y Carlos Guillermo Maidana Mikunda, ex jefe de seguridad interna de ese Centro de Detención.
Este miércoles, los dos imputados fueron condenados por el Tribunal Oral Federal Nº 2 (TOF), que le hizo un llamado de atención al Servicio Penitenciario Federal (SPF) para evitar que vuelvan a ocurrir hechos de similares características.
El primero, originario de Misiones y actualmente domiciliado en Ezeiza, provincia de Buenos Aires, fue sindicado en principio por “maltrato laboral, hostigamientos y amenazas” contra una de sus subordinadas por negarse a mantener relaciones íntimas con él.
Los avances de la investigación permitieron develar que la denunciante también había sufrido algunos episodios de abuso sexual. Uno de los hechos fue perpetrado en su lugar de trabajo y los restantes en otras ocasiones, pero Martínez Zanelli siempre actuó imponiendo su situación de “superior” ante la mujer, surge del caso.
A partir de las pruebas que reunió durante la instrucción la fiscal María Alejandra Obregón, los jueces Pablo Salinas, Héctor Cortés y Roberto Naciff lo hallaron culpable en tres hechos de abuso sexual agravado por ser cometido por un funcionario de la fuerza en ocasión de su función e incumplimiento de los deberes de funcionario público, todo en contexto de violencia de género.
Los magistrados le impusieron una pena de tres años de prisión efectiva e inhabilitación especial perpetua para desempeñarse como miembro de una fuerza de seguridad. Pese a la condena, Martínez Zanelli continuará en libertad, tal como se mantuvo hasta el debate oral, hasta que el fallo en su contra quede firme.
Por su parte, Maidana Mikunda, oriundo de la localidad de Confluencia, provincia de Neuquén, había quedado comprometido por las denuncias de “actos de misoginia, hostigamiento, discriminación, violencia de género y abuso de autoridad” perpetrados contra la oficial y la subalcaide.
El análisis de los elementos presentados durante el debate desembocaron en una sentencia condenatoria por dos años de prisión en suspenso por dos hechos de incumplimiento de los deberes de funcionario público en contexto de violencia de género.
Pero eso no fue todo, los jueces también le hicieron un fuerte llamado de atención al SPF, ya que recomendaron la creación de un “Área de Género“, así como también que impulsen reformas para evitar dar patrocinio jurídico institucional a miembros de la fuerza que estén acusados en casos de violencia de género y graves violaciones de los Derechos Humanos.
En tanto, le impusieron a Martínez Zanelli y Maidana Mikunda que realicen talleres en materia de violencia de género.
Los hechos en detalle
El 20 de marzo de 2020, la oficial que se desempeñaba como encargada de despacho de la Sección SAM del U-32, se presentó en una fiscalía federal para radicar la denuncia contra Martínez Zinelli.
La uniformada relató que conocía a su superior desde hace tiempo y que hasta tenía una relación de “amistad” con su familia, ya que ambos vivían años atrás en Misiones y terminaron trabajando en Mendoza.
Sin embargo, con el tiempo el entonces jefe del Centro de Detención federal de calle España comenzó a enviarle mensajes con doble sentido, videos obscenos y la invitaba a salir en horario laboral, con la excusa de tomar un café o simplemente para caminar. En esas ocasiones, siempre le aclaraba que “nadie le iba a llamar la atención porque él era el director del lugar”.
Continuando con su presentación, reveló que en varias ocasiones Martínez Zinelli se hacía presente en el sector donde ella trabajaba y frente a sus compañeros le decía que debía retirarse porque entraba de franco.
Acto seguido, le decía que la iba a llevar hasta su casa y, en una oportunidad, cuando la saludó le corrió el rostro y le pasó la lengua por los labios, advirtiendo los investigadores que eso constituía una situación de abuso sexual.
El segundo caso de similares características tuvo lugar algunos días después, en medio de una charla en su lugar de trabajo, cuando Martínez Zinelli le propinó un golpe con la mano abierta en la pierna, a la altura del muslo y le dijo: “Rajá de acá para que no pase a mayores”.
Luego de ese episodio, el ex director del U-32 le escribió por WhatsApp haciéndole referencia a la situación que acababa de suceder, le dijo “tengo que apuntar mejor” y luego le envió un video sexual.
En tanto, el tercer hecho de abuso se registró durante el cumpleaños de la esposa de Martínez Zinelli. La denunciante asistió acompañada por su marido, también penitenciario federal, pero eso no evitó que, en un momento, el acusado la tomara por la espalda y la manoseara en sus partes íntimas.
Todas esas situaciones llevaron a que la mujer decidiera radicar la denuncia en los Tribunales federales, pero se encontró con ciertas dificultades para hacerlo. El viernes 13 de marzo de ese año trató de dirigirse hacia la fiscalía, pero Maidana Mikunda la interceptó y le dijo que el director había ordenado que ella no podía salir de los límites del Centro de Detención.
Incluso, en los días previos a realizar la presentación judicial, Martínez Zinelli la amenazó con trasladarla al Complejo Penitenciario Federal VI de Cacheuta: “No tenés coronita, si no te gustan las cosas, al complejo”, le habría dicho.
A raíz de los hechos sufridos, la oficial sufrió ataques de nervios y rompía en llanto frente a sus propios compañeros. “Estás llorando, dejá de llorar… ¿Querés que te pegue por la boca como le pego a mi hija cuando llora?”, fue una de las frases del acusado que plasmó la funcionaria en el expediente.
Por su parte, la subalcaide que también fue víctima de los maltratos por parte de Martínez Zinelli y Maidana Mikunda, sostuvo que los dos jefes penitenciarios sancionaban de manera arbitraria al personal femenino.
Agregó que ella sufrió burlas por su estado físico, luego de pasar por una licencia médica por estrés laboral y depresión, que la llevaron a perder 13 kilos en sólo seis meses.
Luego de la denuncia de la oficial, la subalcaide se presentó como testigo en esa causa y cuando volvió a trabajar, Martínez Zinelli leyó su declaración frente a todos sus compañeros para exponerla y humillarla, surge de la instrucción.
A partir de ese momento, Maidana Mikunda, quien era su jefe, le hizo la vida imposible, haciéndole permanentes llamados de atención, cambios de horarios y turnos.
Por eso, debió acudir a la subdirectora del Centro de Detención, quien decidió trasladarla a la División Administrativa para que no tuviera contacto con Maidana Mikunda y luego al Complejo Penitenciario VI.
Poco más de cuatro años pasaron desde que se recepcionaron ambas denuncias y los dos acusados terminaron siendo sentenciados por los hechos relatados por ambas funcionarias.
Fuente: www.elsol.com.ar