El Hospital Pereyra en crisis: con pocos médicos y cada vez más pacientes, busca un cambio

Desde el hospital psiquiátrico reconocen que falta personal, plantean la problemática que mantiene por años a pacientes en el nosocomio, y hablan de aquellos cambios que se buscan aplicar dentro de una nueva gestión.

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A comienzos de la década del 40, el Hospital Dr. Carlos Pereyra abrió sus puertas en Mendoza como centro para tratamientos psiquiátricos. Posteriormente, con la incorporación de diferentes profesionales, en los años 90 inauguró dos sectores de internación, uno para hombres y otro para mujeres. Fue durante esa época que las pésimas condiciones hospitalarias, económicas y de higiene llevaron a las autoridades provinciales a evaluar un posible cierre.

Hoy, más de 30 años después, y siendo uno de los dos hospitales monovalentes de la provincia, los pasillos del Pereyra transmiten una cuota de angustia por el presente, mezclada con una dosis de optimismo por lo que vendrá, o al menos, se intentará alcanzar.

Por motivos varios, que incluyen desde pacientes con cuadros depresivos hasta descompensaciones propias de una patología, las 84 camas que tiene el hospital para internación, divididas en una sala de hombres y otra de mujeres, suelen estar siempre ocupadas. Para asistirlos cuentan con un total de 7 psiquiatras.

Si bien desde el nosocomio reconocen que la demanda en salud mental crece a diario, la respuesta, en ocasiones, los distancia de su ideal de atención. Es que, a pesar del compromiso y la voluntad de los trabajadores, los recursos en el Pereyra son escasos y no siempre se pueden cubrir todas las necesidades.

Hay una demanda que va creciendo y creciendo y el recurso para eso no va creciendo a la par. Personal está faltando, es una realidad. En algún momento se podía hablar de optimización del recurso, pero hoy falta“, aseguró Alicia Loncarich, quien asumió la dirección del Hospital Pereyra semanas atrás.

Ejemplificando, la médica planteó que hay “tres psiquiatras y medio” en el sector de internación de hombres, espacio que habitualmente está completo, y aunque no precisó el número de profesionales que haría falta, señaló “nunca es suficiente” para ver a todos los pacientes a diario.

En cuanto a las causas de la falta de profesionales, Loncarich aclaró que existen distintos motivos, pero remarcó dos aspectos: economía y deseo.

Muchos se han ido (y se van) del Pereyra por lo económico; un factor que hoy es muy importante porque si no, no comes. Además, hay otra realidad que tiene que ver con el deseo de trabajar acá. Tenemos que plantearnos cómo hacer para que el profesional desee venir a un lugar como este y, por otro lado, cómo lograr que reciba una remuneración acorde a lo que está haciendo“.

Y sumó: “Los sueldos no son los adecuados y los pacientes también necesitan de un profesional que tenga ganas de verlo. Hoy, haciendo consultorio particular y en un tercio del tiempo, se gana lo mismo o más que acá“.

Más de una década esperando salir del hospital

Siguiendo el camino de la escasez, otro de los grandes problemas radica en la falta de dispositivos externos en los que puedan alojarse aquellos pacientes que son dados de alta en internación y no tienen dónde ir.

Si bien los hogares no dependen de Salud Mental, desde el área se firman convenios para que estos lugares puedan recibir a los pacientes. Sin embargo, por los cuadros psicopáticosno siempre son aceptados y, a pesar de que muchos inclusive cuentan con obra social, las dificultades para albergarlos persisten.

Considerando que hay personas que permanecen hasta más de 15 años en el Pereyra por no tener un lugar en el que vivir, desde el nosocomio aseguraron que se trata de “un arma compleja” y mencionaron las dificultades vigentes.

Actualmente, en la sala de hombres hay 16 pacientes que están, hace un año o más, a la espera de un hogar. Hay dificultades en los espacios de afuera y se necesita una articulación con efectores externos para que puedan ir las personas que ya no tienen criterio de internación“, afirmó Loncarich.

“Es un arma compleja que estén tanto tiempo. Se los cuida, se los acompaña, pero a veces el hospital empieza a transformarse en su casa y dificulta que el paciente pueda irse. Por esto, debemos hacer un trabajo lento para que la persona se acostumbre a estar en otro espacio”, agregó.

Un día en el Pereyra

La vida de los pacientes internados en el hospital psiquiátrico ubicado en Ciudad varía según necesidades y decisiones propias. Siguiendo una rutina, la persona se levanta, desayuna y luego puede acceder de forma voluntaria a distintos talleres recreativos.

Conforme avanza el día, el paciente recibe atención profesional, con una serie de entrevistas según cada caso.

En determinado horario y con ciertas reglas, también pueden contar con la visita de sus familiares o afectos, quienes además son citados por los especialistas para trabajar en conjunto con el paciente.

Consultada por la actualidad del hospital y su atención, Loncarich reconoció que hay mucho trabajo por delante.

Tenemos mucho que modificar. Por un lado, el trabajo que se hace con cada paciente, teniendo en cuenta que el personal no alcanza para que todos sean vistos a diario; y por otro, la parte edilicia. En este sentido, se necesitan muchos cambios para lograr un ambiente más saludable. Hemos empezado a cambiar varios aspectos, pero hay cosas para sumar y refuncionalizar“, cerró la nueva directora del Pereyra.

Fuente: www.elsol.com.ar

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