El gobernador sigue administrando su incomodidad política en relación al gobierno de Milei. Mientras tanto, atravesó una semana crítica que mostró falencias el manejo del día a día del Gobierno.
En alguna oportunidad él mismo lo admitió. Si algo lo tranquilizaba a Alfredo Cornejo en medio de la crisis que atraviesa el país, era que, al menos, iba a poder contar con los recursos de Portezuelo del Viento que le iban a permitir, ante un escenario de caída de la actividad económica y pérdida de recursos tanto nacionales como provinciales, por lo menos poder mostrar alguna actividad importante de gobierno. “Esos mil millones de dólares me dejan dormir tranquilo”, expresó el gobernador hace no mucho tiempo en ese sentido.
Esa plata ya está. Mendoza la tiene asegurada y, tras el acuerdo al que llegó el propio mandatario con la Casa Rosada en el fragor de la discusión por la Ley Bases, incluso se va a poder destinar para hacer lo que la provincia quiera con ella. No existe hoy en el contexto del país, otra provincia que disponga de una reserva de fondos de tal magnitud para hacer obras públicas. Y en una Argentina, además, en donde la obra pública se ha convertido en una acción políticamente vergonzante a raíz de los tiempos que corren.
Cornejo consiguió la libre disponibilidad de esos fondos después de haber trabajado a destajo para que Javier Milei lograra sacar finalmente del Congreso las leyes que pedía. Pero más allá de ese apoyo y ese logro conseguido, la posición política del mendocino continúa siendo incómoda en la actualidad. El gobernador nunca consiguió su objetivo de convertirse en el eje de los mandatarios de Juntos por el Cambio que se mostraron dialoguistas y dispuestos a influir, para que sus diputados y senadores votaran lo que la administración libertaría pedía. Hoy, ni siquiera puede mostrarse como la cabeza de los jefes de provincia de la UCR, dispersos por los problemas individuales de cada uno de sus distritos y ocupados en asuntos de gravedad como es el caso de Gustavo Valdez, el correntino jaqueado por el caso Loan.
Esa misma incomodidad plantea un interrogante de corto alcance. Cornejo sigue convencido de que Milei tiene la posibilidad cierta de sacar al país de su crisis crónica y que a futuro puede llegar a encauzar las variables de la economía para que, como objetivo, Mendoza pueda gozar de ese repunte y salir a su vez de su estancamiento. Está haciendo todo lo que puede para que, en ese sentido, al presidente le vaya bien.
Sin embargo, ante esta certeza también surge una duda. ¿Tendrá límites ese apoyo? En la actualidad nada hace prever que, más allá de alguna crítica ligera al modelo o hacia alguna decisión tomada por parte de La Libertad Avanza, los pies del gobernador saldrán del plato. En una provincia en la que Milei cosecha un nivel de aceptación en las encuestas de más del 50% en medio de un ajuste muy fuerte que impactó sobre la clase media, es difícil pensar que Cornejo saldrá a pararse en la vereda de enfrente. Pero habrá que estar atentos a la continuidad o no de esta tendencia: hacia finales de junio, la imagen de Mieli en Mendoza cayó cinco puntos, según sondeos que el propio gobierno provincial tiene en su poder.
Hay muchas cosas que a Cornejo no le gustan del gobierno nacional, pero cree que todavía tiene cierto margen de maniobra para administrar ese lugar incómodo en el que, hay de recordar, se encuentra desde el principio de estos tiempos. Pero llegará el momento de las definiciones. Una en el plazo del próximo mes. La otra (y más trascendente en lo político) quizás hacia principios del año que viene.
Comenzando por el final, la estrategia electoral del oficialismo mendocino para las legislativas del 2025 es todo un misterio. Hoy, toma cierto cuerpo la alternativa que impulsa Luis Petri para que todo lo que tenga que ver con el antikirchnerismo en Mendoza termine integrado en una misma lista. Y que ese cocoliche lo terminen conformando radicales, libertarios, demócratas y referentes de la Unión Mendocina de Omar De Marchi, entre otros. Pero para que esto ocurra falta muchísimo tiempo y esfuerzo. El tiempo es clave, porque el plan de Petri (que además está sustentando en sus propias aspiraciones personales para el 2027) está atado a que Milei le vaya bien. Y el esfuerzo es esencial: si se diera en la actualidad un armado de estas características, cerraría perfectamente con esa imagen tan conocida de la bolsa y lo que pasa cuando se meten gatos adentro de ella.
Durante agosto el radicalismo en el Senado tendrá que definir qué postura tomará con los pliegos de Ariel Lijo y de Manuel García Mansilla para nombrarlos jueces de la Corte Suprema de Justicia, que el poder Ejecutivo ya envió para su debate en la Cámara Alta. En medio de la diáspora, difícilmente el bloque de la UCR termine adoptando una postura unificada y allí es donde Cornejo deberá decidir cuál es la instrucción sobre Mariana Jury y sobre Rodolfo Suarez que, como se sabe, son dos legisladores nacionales que le responden.
A decir verdad, es todo un enigma por el momento qué pasará con estas dos postulaciones que levantaron, sobre todo la de Lijo, muchísima controversia. Mientras decide qué hacer, el radicalismo está pendiente de la posibilidad de un acuerdo entre el oficialismo y algunos senadores del kirchnerismo. Aunque también se menciona la alternativa de que la Casa Rosada plantee un acuerdo más abarcativo que incluya, por caso, cubrir vacantes en varios juzgados y Cámaras federales del país y, sobre todo, la posibilidad de discutir la ampliación de la cantidad de miembros de la misma Corte.
Si va por un acuerdo en las provincias, quizás Milei termine llegando tarde a Mendoza. Hace una semana se conocieron como quedaron conformadas las ternas para terminar de cubrir las tres vacantes que restan en la estratégica Cámara Federal de Apelaciones y allí parece que está casi todo abrochado. Un lugar será para Cornejo, otro para el kirchnerismo y el otro todavía está por verse. Lo único que resta saber es qué nombre termina eligiendo cada sector, entre los que ya fueron postulados.
Pero mientras tanto se ocupa de las cuestiones nacionales, Cornejo tiene una provincia que atender. Y por lo que se observó en estos últimos tiempos, está llevando adelante la tarea con muchísimas dificultades. Podrá discutirse, pero para un dirigente que siempre trató de mostrarse como alguien capaz de llevar muy cortas las riendas de la gestión, la semana que pasó fue una de las peores en ese sentido. Sino la peor. Dentro del oficialismo reconocen esto y alguna que otra voz crítica asoma: “Da la sensación de que el Alfredo soltó la gestión”, admiten.
No son novedad las falencias en Seguridad. Pero dos muertes en las calles y varios heridos de bala golpearon otra vez y el ministerio que conduce Mercedes Rus volvió a dejar al desnudo de manera notable su incapacidad para montar operativos efectivos durante los partidos de los equipos de primera división. Cuentan que recientemente uno de los pocos, poquísimos funcionarios de esta administración que se atreven a decirle que no alguna vez, terminó sacudiendo al gobernador por esta situación. Sobre todo, por los asesinatos en la vía pública.
La avanzada sobre la lucha antigranizo dejó al descubierto otro problema, asimismo. No hay demasiadas dudas acerca de que el sistema nunca dio los resultados esperados y que, en el marco de la falta de recursos, la reasignación de más de $10.000 millones por años que cuesta mantener a los aviones y pilotos sea una opción. Pero probablemente el problema no esté arriba, en el cielo. Sino abajo, en la tierra.
El fin de la lucha antigranizo llena de incertidumbre a centenares de minifundistas que vienen golpeados por la pérdida de rentabilidad que arrastran desde hace décadas y que ven ahora un problema más (y grave) delante de ellos. Por eso los focos de resistencia a la medida del gobierno se dieron en los oasis productivos del Este y del Sur, que están conformados por productores pequeños que no hacen ahora otra cosa más que meterles presión a sus intendentes. Da toda la impresión que el ministro de producción, Rodolfo Vargas Arizu, pasó la motosierra sin contemplaciones. Como es la moda.
Pero ante este panorama, hubo un hecho destacado en donde la gestión provincial mostró su costado más débil: el manejo del turismo. Por la falta de infraestructura y por la precariedad en los servicios de la oferta de nieve, la primera semana de la temporada alta de invierno fue caótica para los miles de visitantes de la alta montaña para los cuales fue una odisea ir y volver. Este, entre otros trastornos.
Y en el medio otro anuncio de una adjudicación para explotar la joya turística de la provincia como es el perilago del dique Potrerillos, que nuevamente dejó muchas falencias a la vista. Cosas del destino: a dos años exactos de que se adjudicara a empresas privadas el desarrollo de la costa Sur del dique, el gobierno avanzó para concesionar emprendimientos en la costa Norte. El problema es que, de este lado, pasó todo este tiempo y todavía no hay nada.
En julio de 2022 se adjudicó a la empresa Mendo Travel SRL y a Potrerillos Resort SA las áreas del perilago incluídas en Luján de Cuyo, bajo el compromiso de una inversión de U$S 10 millones en los dos primeros y de U$S 30 millones para los próximos 30 años. Nada de lo firmado sucedió todavía. Potrerillos Resort recién hace pocos días presentó su proyecto ejecutivo y Mendo Travel (Fernando Porreta) ni siquiera apareció para, al menos, mover el expediente.
La ministra de Energía y Ambiente, Jimena Latorre, se mostró muy activa en los medios en estos días destacando las bondades del “masterplan” para entregarle a privados tierras fiscales para que desarrollen negocios en la costa que corresponde a Las Heras. El “master” no es otra cosa que un acuerdo establecido hace unos años para que algunos emprendedores que ya tienen proyectos turísticos en el lugar, pudiera ampliarse mediante la cesión de tierras en un polígono que es propiedad del Estado. En la zona no hay servicios ni de luz, ni de gas y, lo más importante, ni de agua. Y eso puede marcar el nivel del desarrollo que podría alcanzar la zona. El único acceso es a través de un viejo puente del ferrocarril trasandino que no está acondicionado para que circulen por él decenas de vehículos y el camino terrestre no resiste, en algunos tramos, el paso de más de un auto a la vez y está en mal estado.
Un par de detalles adicionales: uno de los nuevos concesionarios es Mapsa Group que ya maneja un parque de agua en el lugar y que se quedó con Penitentes. A esta altura, parece ser la empresa turística de la corona. Otra de las empresas concesionadas, ya tiene un desarrollo inmobiliario en el lugar que, en 2020, mereció la atención. El Departamento General de Irrigación pretendió habilitarle el uso del agua del dique (que para ese tipo de zonas está prohibido) y la difusión pública del escándalo obligó a que tuvieran que retirar las bombas de profundidad que ya habían instalado para tal fin. A esos mismos, ahora, les permitirán ampliar el negocio.
FUENTE: MDZonline.