La Justicia de Familia y el Registro Provincial de Adopción (RPA) pusieron en marcha un sistema comunicacional personalizado para que, finalmente, chicos que viven en hogares sostenidos por el Estado tengan familia, a través de la adopción. Así, a través de los medios de prensa y las redes sociales oficiales, la sociedad se entera de que un niño, que tiene 11 años, y es identificado como L, busca familia. Y esa humanización del caso ya permite conectar, desde lo emotivo, a esos menores y a potenciales adoptantes.
Esta estrategia comunicacional ha dado buenos resultados, explicó Verónica Gutiérrez, titular del RPA, organismo que depende del Poder Judicial.
En las oficinas del RPA, en Belgrano y Virgen del Carmen de Cuyo de Ciudad(ex Palacio Policial), se presentan matrimonios con hijos o sin ellos, hombres y mujeres que viven solos y solas. Tienen, en su mayoría, entre 40 y 50 años y se han enterado por la difusión pública de cada caso como, por ejemplo, el del chico L de 11 años y de que cursa la escuela a la mañana y que practica educación física en doble turno.
La adopción de chicos que viven en hogares públicos o familias cuidadoras
Cada uno de los interesados ya forma parte de los registros de pretensos adoptantes y ya ha sido entrevistado por los profesionales del organismo, quienes elaboran un perfil de futuros padres.
Ninguno de ellos ya estaba inscripto en el RPA ya que su acercamiento e interés en adoptar a esos chicos se debe a que esos chicos no estaban dentro del perfil de chicos adoptables pretendido por quienes ya figuraban en el RPA.
Las entrevistas son clave para determinar, en el RPA, si esas personas interesadas en adoptar cumplen con los requisitos necesarios para formar parte de la nómina de pretensos adoptantes.
El objetivo es aumentar el universo de posibles adoptantes para superar el límite ideal: que muchos pretenden adoptar a bebés recién nacidos y justamente L y otros chicos que buscan familia tienen características muy distintas: son mayorcitos, toman clases, algunos tienen determinados cuadros clínicos y psicológicos y muchos de ellos tienen hermanos. En síntesis, son parte de una gran cantidad de menores de edad que, por sus características, no son los que generan mayor interés entre quienes quieren convertirse en padres adoptivos.
Las características son clave para acercarlos a futuras familias
La difusión permite a la sociedad que a esos chicos les encanta dar paseos los fines de semana y/o que les lean cuentos; andar en bicicleta y otras actividades sociales y en solitario. Pero lo que descolla y los distingue es que por voluntad propia quieren vivir en familia.
“Difundimos las características y gustos personales de cada niño o niña para generar cercanía con la sociedad y que se comprenda cómo son y poder empatizar”, explicó Gutiérrez desde el RPA. “Sin embargo, en definitiva, quien llama es el niño o niña que busca una familia; desde el RPA somos intermediarios”.
Todos esos chicos están alojados en Hogares que dependen de la Dirección de la Niñez o viven con familias temporarias; ambas son consideradas formas alternativas de cuidado alternativo a las familias de origen.
Fuente: www.diariouno.com.ar